CALZADO INFANTIL RESPETUOSO

 

Calzado infantil y desarrollo

El calzado infantil nunca debe ser un obstáculo para el desarrollo.

Hasta hace unos años se pensaba que los primeros zapatos de un niño debían tener cierta rigidez para sujetar el pie y tenían que cubrir el tobillo para darle estabilidad. Además, se pensaba que este debía tener una suela rígida, contrafuerte en la parte de atrás y plantilla con puente. Se pensaba que el calzado era algo esencial para el buen desarrollo del pie.

Hoy en día hay evidencia de que el calzado no se encarga de dar forma al pie. El pie se desarrolla bien cuando se le permite moverse libremente y cuando tiene que poner a trabajar los músculos que formarán el arco plantar.

El calzado debe acompañar el neurodesarrollo del niño, debe proteger el pie del frío y de daños en la piel. A lo largo de cada etapa las necesidades del niño irán cambiando y por tanto también el calzado, pero en condiciones de salud, siempre se ha de procurar que el movimiento del pie sea libre.

Hablamos de calzado infantil respetuoso cuando un zapato consigue respetar el movimiento libre del pie y su desarrollo.

 

¿Cómo debe ser un zapato respetuoso?

Las principales características con las que debe contar un calzado infantil para que lo consideremos como respetuoso son:

  • Suela flexible y fina. Se recomienda que hasta los 4 años no supere los 3 mm. Después la suela puede ser de 8 hasta 10 mm. Los niños deben tener un contacto más próximo con el suelo, las presiones en la planta del pie le dan información sobre su posición y mayor equilibrio. La suela debe tener el mismo grosor en toda su extensión, evitando que sea más gruesa en el talón.
  • Plantilla plana. No debe contar con puente ni otros elementos añadidos.
  • Horma con punta ancha. El zapato debe tener una puntera ancha que permita mover libremente los dedos y que puedan estar alineados. Esto hará que el pie tenga más estabilidad y que los dedos puedan estar rectos evitando deformaciones.
  • Sistema de sujeción ajustable. El sistema de sujeción  debe permitir que se pueda ajustar para que el zapato se adapte a la talla del niño.
  • Sin contrafuerte. Cuando un niño empieza a andar, tiene el pie plano, pero no es necesario corregir la desviación del talón con un contrafuerte, ya que las contracciones de la musculatura del pie harán que poco a poco madure y alcance la verticalidad. A partir de los 4 años, si hay algo de contrafuerte no tiene tanta importancia.

En el caso de alguna patología, alguna anomalía del pie o algún problema de desarrollo concreto, siempre debemos consultar a un especialista como son los fisioterapeutas, osteópatas, traumatólogos, podólogos, etc.

En el caso de requerir el uso de una plantilla se precisa un calzado con unas características concretas.

En la clínica Verónica Fabado de Valencia, podemos asesorarte sobre la elección del calzado infantil, y si el caso lo precisa, colaborar con otros profesionales para buscar la mejor solución.

No dudes en consultarnos.